3 de febrero de 2010

Galenos solidarios

La horda infectada está mostrándose especialmente activa los últimos días. Hasta tal punto, que resulta harto complicado mantener un ritmo de escritura que garantice un mínimo de actualidad a las crónicas. Pero en ocasiones, ante casos de extraordinaria estupidez, se hace necesario posponer otros asuntos relevantes aún a riesgo de no poder abordarlos en el futuro.

Se trata de Haití:

Pero no del vomitivo amarillismo de la prensa. Ni de hipocresía. Tampoco de falsa solidaridad. Ni de bomberos desembarcados de un avión para que en su lugar viajen políticos y periodistas. En absoluto de ONGs pescando en río revuelto, a cuyos miembros sólo puede concederse categoría de imbéciles o malnacidos, como aquéllos que confundieron los términos rapto y adopción. Se trata de los discípulos de Hipócrates y Galeno. De médicos. Médicos solidarios. Médicos puertorriqueños a quienes no se les ocurre otra cosa que fotografiarse de fiesta -altruista- entre intervención e intervención, blandiendo sierras prestos para la amputación, cuando no exhibiendo directamente los miembros ya amputados,  para después compartir tan entrañables instantáneas con sus amigos de Facebook.

Hay que ser muy tonto para hacerse estas fotos, pero para publicarlas después en internet es necesario ser un auténtico imbécil. Como es lógico, la aparición de las sonrojantes imágenes ha obligado a las autoridades puertorriqueñas a iniciar una investigación. Y como también cabía esperar, los más obtusos miembros del rebaño han salido al paso con la intención de neutralizar toda crítica respecto a la actuación del alegre grupo de sanitarios. Básicamente, mediante dos argumentos muy simples, ventajistas y efectivos:
  1. Los médicos son voluntarios que han ayudado a los haitianos muchísimo más que cualquier hipócrita que se permite criticar su comportamiento desde la comodidad del salón de su casa.
  2. La fiesta está justificada al entenderse como una forma de combatir el estrés.
De nuevo, los infectados muestran su nula capacidad de discernimiento sin ningún rubor. Respecto al primer punto, no hay prueba gráfica que demuestre todo lo que esos médicos han ayudado al pueblo de Haití. En cambio, sí ha quedado meridianamente claro que tuvieron sus divertidos momentos de asueto. En cuanto al segundo punto, podría ciertamente llegar a ser un argumento y no puede censurarse sin conocer el contexto. Pero, en realidad, estos dos apuntes quedan en mera anécdota. ¿Dónde está, pues, el truco?

La estrategia de la horda trata de confundir la parte con el todo centrando la discusión en la fiesta, cuando esas fotos no son el problema. No es eso lo que se censura. Las imágenes vergonzosas e indignantes son las otras. Puede entenderse que un grupo de médicos trate de desconectar bebiendo y bailando, pero de ningún modo que protagonicen escenas lamentables con pacientes y miembros amputados. Eso es lo que puede y debe criticarse. Desde el propio quirófano o desde el salón de casa. Para ir a hacer eso, es mejor quedarse al calor del hogar y no ser tan solidario.

El grupo respondía al nombre de "Salvemos a Haití". Si, con el whisky en una mano y el brazo amputado en la otra. Y con esa sonrisa de gilipollas.

4 comentarios:

  1. ¡Y encima posan orgullosos! Hay que ser muy ****.

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  2. Bueno, qué onda?

    No fue para tanto güey.

    Nick.

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  3. Quizá, deberían mutilar tus extremidades y, tras el disgusto, posaran con ellas con una sonrisa de oreja a oreja. Quizá, sólo así, serías capaz de sentir la indignación que sentiría cualquier persona con un poco de(no sólo corazón)sentido común. Manda narices... Así nos luce el pelo.

    Por cierto, que complicado resulta entender ese "dialecto". Con lo rico que es el vocabulario de la lengua española...

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  4. Tremendo, la verdad, hay que ser del todo necio para hacer algo de estas características...
    Y si, si es para tanto, porque este tipo de situaciones denotan el profundo hueco que tienen estas personas allá donde deberían tener el corazón.

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