29 de enero de 2010

Idiocia inversa (II)

Salto al andén antes de que las puertas del metro terminen de abrirse por completo y corro hacia las escaleras mecánicas: no puedo perder el próximo tren de cercanías. Conozco mi destino, pero no se qué línea debo tomar ni tengo idea de cuáles son sus horarios y andenes. Si tengo que comprar el billete en las máquinas expendedoras y consultar el mapa de la red, no llego. Eso seguro.
Creo recordar que en la parte superior de la estación hay un puesto de venta, así que me encomiendo a la Administración Española y rezo para que un funcionario dormite en su ventanilla. No es la hora del café (del café funcionario, se entiende) así que quizá haya suerte.
Al final de las escaleras mecánicas aparecen las palabras mágicas. En letras bien grandes: "Venta de Billetes". ¡Y ningún viajero esperando! ¿Mis plegarias han sido escuchadas?
Pienso: "Genial, así paso de las máquinas y además pregunto el número de línea y el andén. Me va a dar tiempo."

Ufano, me acerco a la cabina con aire triunfal. Tras el cristal, dos empleados se concentran en la cuenta de billetes. De dinero, no de los otros. Discuten entre ellos y en principio me ignoran. 30 segundos. Pasan muy, muy, muy, muy... despacio. Me decido a sacar dinero de la cartera con la esperanza de que, mientras tanto, se percaten de mi presencia. Al levantar la vista de nuevo, me enfrento a la mirada fija de los dos tipos. El más cercano primero frunce el ceño y después arquea su ceja derecha. Prepárate, amigo, parece que estás a punto de escuchar una tontería. Efectivamente:

"¿Porqué no vas a las máquinas? ¿No ves que estamos ocupaos?"

Si, eso mismo pensé yo.
Anónimo
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Véase también: Idiocia inversa.

27 de enero de 2010

Bestiario

bestiario.
(Del lat. bestiarĭus).
1. m. En los circos romanos, hombre que luchaba con las fieras.
2. m. En la literatura medieval, colección de relatos, descripciones e imágenes de animales reales o fantásticos.


25 de enero de 2010

Derecho a copia

En su afanosa búsqueda de la excelencia, entiéndase la ironía, la última e ingeniosa aportación de la universidad española para la erradicación del mérito en el ámbito educativo acaba de surgir en Sevilla. A priori, el lector familiarizado con el normal discurrir de la vida universitaria juzgará difícil que algo pueda sorprenderle, pero nada es imposible para la horda infectada, que siempre se supera. Y es que la Universidad de Sevilla acaba de aprobar una normativa que garantice los derechos de los alumnos que copian en los exámenes. [1]

21 de enero de 2010

Idiotas según Los Simpson

Después de ver el programa especial "España según Los Simpson" de Antena 3, creo que la continuidad de este blog quizá carezca de sentido.

Bastan 10 minutos de visionado -soportando el bochorno y las náuseas- para entender hasta qué punto pueden llegar a hacer el ridículo los "personajes mas representativos" de la sociedad española. Hablamos de un auténtico hito en la historia de la idiocia en España: miembros de la casta política, el arte y la kultura pronunciando tontería tras tontería -en una interminable retahíla de absurdos e incoherencias- sin distinción de ideología, profesión u origen social. Lo más preocupante es que, efectivamente, estos individuos representan, intelectualmente hablando, al español medio.

Desde la generosidad, tal cúmulo de memeces puede considerarse inocuo cuando proviene de la mafia kultural, pero resulta en cambio alarmante cuando se convierte en el discurso habitual de los Mariano Rajoy, Pepiño Blanco, Leire Pajín, Federico Trillo, Pedro Zerolo, etc.

Se muestra de forma cruel y descarnada el nivel intelectual de quienes nos desgobiernan y de aquellos que se postulan como alternativa. Su palmaria indigencia intelectual es ya un insulto intolerable.

Si, el programa "era broma".

Sus estupideces eran las de siempre.

19 de enero de 2010

La hebilla

El reciente análisis del fenómeno de idiocia inversa o proyección de idiocia ha revelado la enorme utilidad de los testimonios como herramienta didáctica y descriptiva. Al relatarse en primera persona, estos casos representativos -cuando no paradigmáticos- de la pandemia pretenden una lectura cómplice que facilite la comprensión del mensaje. Convencidos de su eficacia, algunos intrépidos lectores se han decidido a utilizar el exitoso formato para relatar diferentes experiencias en el ámbito de la estupidez global.

A continuación se reproduce el primero de ellos, por supuesto verídico, tal y como se ha recibido de su autor:

15 de enero de 2010

Idiocia inversa

Es probable que, en alguna ocasión, el lector haya sufrido una de las situaciones que el contacto con infectados provoca con mayor frecuencia: la idiocia inversa. [1]

En este tipo de encuentros, el enfermo proyecta su propia estupidez sobre el desprevenido superviviente. El fenómeno se caracteriza por ser absolutamente impredecible, ya que se produce en los momentos y lugares menos esperados. Al tratarse de una conducta emitida por especímenes de apariencia normal, resulta difícil de anticipar incluso para el superviviente experto. Es ahí donde radica su peligro. La experiencia resulta sumamente desagradable, causando a la víctima una sensación de impotencia y desazón que en casos especialmente graves puede llegar a prolongarse incluso semanas.

El siguiente testimonio, verídico, describe un ejemplo:

12 de enero de 2010

Idiosincrasia

El más capullo de mi clase (¡que elemento!)
llegó hasta el Parlamento
y, a sus cuarenta y tantos años,
un escaño
decora con su terno
azul de diputado del gobierno.

Da fe de que ha triunfado
su tripa, que ha engordado
desde el día
que un ujier le llamó su señoría
y cambió a su mujer por una arpía
de pechos operados.

Y sin dejar de ser el mismo bruto
aquel que no sabía
ni dibujar la o con un canuto.

El superclase de mi clase (¡que pardillo!)
se pudre en el banquillo
y, a sus cuarenta y cinco abriles,
matarile,
y a la cola del paro
por no haber pasado por el aro.

Vencido, calvo y tieso
se quedó en los huesos
aquel día
que pilló a su mujer en plena orgía
con el miembro del miembro (¡que ironía!)
más tonto del Congreso.

Y sin dejar de ser el mismo sabio
que, para hacer poesía,
sólo tenía que mover lo labios.

Joaquín Sabina.
El blues de lo que pasa en mi escalera (1994).


idiosincrasia.
(Del gr. ἰδιοσυγκρασία, temperamento particular).
1. f. Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad.

10 de enero de 2010

"Ecofanatismo"

A raíz de la detención en la Cumbre de Copenhague de un grupo de ecologistas hace unas semanas, se creó una polémica respecto a lo pertinente de la actuación no sólo de estos autodenominados activistas climáticos sino también de policía y gobierno daneses. Mientras algunos juzgaban del todo lógica la detención de los miembros de Greenpeace, otros consideraban absolutamente intolerable su retención. Estas dos posiciones no son necesariamente incompatibles, puesto que hay que ser realmente muy cretino para organizar una performance "sorpresa" en una cumbre de líderes mundiales y esperar no ser detenido. En cambio, si cabe discusión en lo referente a la duración y formas en las que se ha producido la retención de los ecologistas. Así, debatir respecto a si se les ha dispensado un trato diferencial consecuencia de la repercusión mediática de su acción tiene bastante más sentido. En cualquier caso, la mayor parte de la controversia se desarrolló, como es habitual, enfrentando dos posturas que hablaban de cosas totalmente distintas.

Como era de esperar, una noticia de tal calado no podía sino provocar la rápida y contundente reacción de gran parte de la horda infectada, que en su inmensa mayoría optó por adherirse incondicionalmente a la causa ecologista. En este punto, huelga aclarar que su rol como tales se relaciona con los argumentos utilizados para defender su postura, no con sus ideas respecto a la conservación del planeta. En líneas generales, aullidos y balidos se centraron en denunciar lo injusto de la detención de aquellos cuyo loable objetivo no es otro que Salvar el Planeta. A partir de tan simple razonamiento, puede consumarse la falacia: confundir interesadamente el fin con los medios. El truco permite sostener que los ecologistas fueron detenidos por manifestarse en defensa de la tierra y no por falsificar documentos, entre otros delitos. Adquieren así una cualidad de mártires que se esgrime posteriormente como argumento para defender que la Justicia debe tener en cuenta el objetivo de una acción antes de juzgarla. Véase el siguiente ejemplo:

7 de enero de 2010

Soledad

soledad.
(Del lat. solĭtas, -ātis).
1. f. Carencia voluntaria o involuntaria de compañía.
2. f. Lugar desierto, o tierra no habitada.
3. f. Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo.



 Ilustración de mika-a en deviantART


"La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes"
Arthur Schopenhauer

6 de enero de 2010

"Postmachismo"

Entre otras características, la dictadura de lo políticamente correcto destaca por su capacidad para modificar la semántica, adecuándola a su discurso con el fin de hacer accesible el mensaje incluso a las mentes más simples. Aunque la inmensa mayoría de sus aportaciones al lenguaje se limitan a vaciar de significado las palabras o a la creación de otras que "definan" conceptos igual de vacuos, la creación de esta terminología dista mucho de ser anecdótica o inocente. Desde un punto de vista pragmático, tiene sentido en cuanto resulta doblemente útil: sirve tanto de elemento de cohesión entre iguales, como para investir al discurso de un supuesto halo académico o intelectual.

El siguiente artículo opinión publicado en el diario Público sirve de ejemplo: en el ámbito de la violencia de género, una de las fuentes de fanatismo irracional más activas en la actualidad, se utiliza un término de nuevo cuño para pontificar respecto a la pertinencia de la discriminación positiva como vía para alcanzar la "igualdad".

El artículo se reproduce a continuación y los [shots] pueden encontrarse al final del mismo.

5 de enero de 2010

Desayuno solidario

Bautismo de fuego.

La entrevista en el diario El País publicada ayer, constituye un claro ejemplo de los devastadores efectos que está produciendo la pandemia. Organizaciones "solidarias" no gubernamentales, instituciones dedicadas a la cooperación y mundo del periodismo, son sectores especialmente afectados. La entrevista se reproduce íntegramente a continuación, añadiéndose los comentarios [shots] correspondientes al final de la misma. Es recomendable una primera lectura que ignore los [shots].

4 de enero de 2010

Defensa

defensa.
(Del lat. defēnsa).
1. f. Acción y efecto de defender o defenderse.
2. f. Arma, instrumento u otra cosa con que alguien se defiende en un peligro.
3. f. Amparo, protección, socorro.
4. f. Obra de fortificación que sirve para defender una plaza, un campamento, etc.
6. f. Mecanismo natural por el que un organismo se protege de agresiones externas.

Pudiera parecer al lector ingenuo que defender una posición fortificada no es, a priori, la más valerosa forma de combate. A pesar de que los habitantes de Numancia, Masada o Zaragoza, por ejemplo, se encargaron hace tiempo de demostrar lo erróneo de la idea [1], los más contaminados por la cultura contemporánea cinematografía norteamericana pensarán que atacar abiertamente al enemigo, a ser posible en circunstancias de manifiesta inferioridad, es sin duda mucho más admirable y digno de alabanza [2]. Responder a la situación de desventaja con una maniobra ofensiva se asocia normalmente al heroísmo y demás conceptos positivos, mientras que decantarse por una estrategia defensiva puede relacionarse de forma errónea con cobardía y falta de coraje. Resulta cuando menos llamativo encontrar estas diferencias en la percepción de los conceptos ataque-defensa en una sociedad que promueve explícitamente la pasividad no-beligerancia y condena, teóricamente, cualquier actitud belicosa.

En cualquier caso, este tipo de valoraciones carecen de base objetiva dado que, a lo largo de la Historia, se han producido humillantes derrotas del atacante consecuencia no sólo de brillantes acciones defensivas [3] sino también de desastrosos movimientos ofensivos [4]. Además, esta forma de pensamiento resulta doblemente paradójica puesto que defender suele ser normalmente la única opción racional ante unas condiciones desfavorables [5]. Por tanto, desde un punto de vista pragmático es absurdo discutir sobre la hipotética superioridad de una u otra forma de combate: el objetivo debe ser decidir cuándo utilizar cada una de ellas. El mérito se encuentra en la capacidad de analizar cuidadosamente todas las respuestas posibles para elegir la óptima o más adecuada según el contexto.

¿Defensa? Claro.

Desde aquí pueden oirse alaridos inanes.

Son las voces de los necios.

Pronto llegarán los primeros.

Espero.



Ilustración de Robin de Goede

[1] A pesar de su trágico final, convendrá el lector que la valentía de los defensores en estos tres asedios queda fuera de toda duda y no puede cuestionarse. Véase también la nota [3].

[2] Sirvan como ejemplo las muy emotivas aunque absurdas cargas de caballería mostradas en El Último Samurái o El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey.

[3] Defensas exitosas y excepcionalmente meritorias, como las llevadas a cabo por Cayo Julio César en Alesia o D. Blas de Lezo en Cartagena de Indias, merecerán mención expresa en un futuro.

[4] Resulta inevitable hacer referencia a la Batalla de Balaklava, cita especialmente adecuada considerando su similitud con los ejemplos de la nota [2]. Nótese además la enorme influencia que la versión cinematográfica de este hecho histórico, un auténtico clásico, ha ejercido en la historia del cine.

[5] Consulte el lector las obras de Sun Tzu o Karl von Clausewitz.

3 de enero de 2010

Delirio

Sólo han pasado unas horas, no esperaba encontrar supervivientes tan pronto. Aunque, en realidad, ha sido ella quien me ha encontrado. Delirio. Dice que ese es su nombre. Quizá sea especial por honesta, no por delirar. Al fin y al cabo, ¿quién no ha visto alguna vez su razón perturbada como efecto de la pasión?


Ilustración de Javier G. Pacheco

delirio.
(Del lat. delirĭum).
1. m. Acción y efecto de delirar.
3. m. Psicol. Confusión mental caracterizada por alucinaciones, reiteración de pensamientos absurdos e incoherencia.

1 de enero de 2010

El comienzo: Fortaleza

fortaleza.
(Del prov. fortalessa).
1. f. Fuerza y vigor.
2. f. En la doctrina cristiana, virtud cardinal que consiste en vencer el temor y huir de la temeridad.
3. f. Defensa natural que tiene un lugar o puesto por su misma situación.
4. f. Recinto fortificado, como un castillo, una ciudadela, etc.

Luchar contra la estupidez saltando de trinchera en trinchera ya no era suficiente. En un principio, bastaba con rebatir puntualmente la tontería de turno allá donde ésta surgiese, pero eso duró muy poco. Pronto se demostró que los acólitos de la idiocia campaban a sus anchas en la red, ondeando con insolencia sus variados y coloridos pendones. Cada vez resultaba más difícil evitar que una opinión argumentada fuese enviada al limbo de los comentarios con un simple click. Así, combatir a las huestes del papanatismo y lo políticamente correcto en su propio terreno se antojaba arduo e infructuoso. Una empresa abocada al fracaso. Era imprescindible cambiar radicalmente de estrategia.

Los buenos guerreros hacen que los adversarios vengan a ellos, y de ningún modo se dejan atraer fuera de su fortaleza. Si haces que los adversarios vengan a ti para combatir, su fuerza estará siempre vacía. Si no sales a combatir, tu fuerza estará siempre llena. Este es el arte de vaciar a los demás y de llenarte a ti mismo. El Arte de la Guerra, Cap. VI - Sobre lo lleno y lo vacío.