8 de febrero de 2010

Integración excesiva

Quizá recuerde el lector que, hace algunos meses, la prensa española se hizo eco de la agresión que sufrió una chica musulmana en la localidad de Cunit (Cataluña, España) por parte un grupo de radicales islámicos. La joven Fátima Ghailan -mediadora cultural del ayuntamiento- no usaba velo, vestía a la manera occidental, se relacionaba con personas que profesaban otras religiones y osaba incluso conducir su propio vehículo. En definitiva, un modo de vida que no podía sino provocar las iras de los fans de Alá.

Tras fracasar diferentes estrategias que pretendían hacerla regresar al redil del profeta, como por ejemplo ofrecer a su marido la posibilidad de casarse con otra u organizar una recogida de firmas para que el Ayuntamiento la apartase de sus funciones de mediadora, el imán del municipio y la hija de éste decidieron tomar medidas y conminarla -al nada sutil modo islámico- a abandonar una vida excesivamente occidentalizada. Con tal vehemencia se empeñaron, que la joven mediadora y su marido tuvieron que refugiarse en un bar próximo huyendo de los golpes. Como resultado de tan desafortunado desencuentro, sendas denuncias cruzadas por injurias y cuatro marroquíes imputados por acoso.

Hasta este punto, diríase que poca idiocia hay en el relato... mas no se impaciente el lector ansioso, que en esta historia sobra:

En la España contemporánea, un cargo público que no condene a priori -enérgica y rotundamente- la mera sospecha de malos tratos, se está suicidando políticamente. En el caso que nos ocupa, incluso los miembros más lerdos de la casta política aprovecharán la excelente oportunidad ofrecida por los integristas para condenar la agresión, corear mantras democráticos y hacer alarde de progresismo. Claro que siempre hay excepciones. Imagínese un cargo público que no sólo evite condenar los hechos anteriormente relatados, sino que además disponga medidas en favor de los agresores. Pensará entonces el lector inocente en intolerantes señores con bigote, machistas reaccionarios con botas de cow-boy y demás ralea cómodamente alojada a la diestra del espectro político. Mas se equivoca entonces. Protagoniza nuestra historia una mujer, progresista y con cargo público. La Ilustrísima Alcaldesa de Cunit.

La socialista Judit Alberich trató de evitar la detención del imán y propuso una mediación como fórmula para "resolver el conflicto" entre éste y la joven mediadora. Y aunque su lamentable actuación ha sido duramente criticada por organizaciones como SOS racismo, CCOO, etc., el partido socialista mantiene desde hace meses un significativo y vergonzoso silencio respecto a la conducta de su alcaldesa, como ahora denuncian incluso periodistas y opinadores afines. Especialmente despreciable es la carta en la que agradece al imán la recogida de firmas contra Fátima Ghailan, un documento que acaba de publicar el diario El País. Su irresponsabilidad, ambigüedad y equidistancia son aún más graves teniendo en cuenta la alarmante proliferacion de este tipo de incidentes, en algunos de los cuales incluso comienza a aparecer la inquietante figura del "tribunal islámico".  Hace pocos días, El País incluía en sus páginas una incisiva y brillante entrevista de Ferrán Balsells a la alcaldesa, cuyas respuestas revelan, una vez más, que el grado de estupidez y cinismo de la casta política tiende a infinito a ambos lados del espectro. La entrevista se reproduce parcialmente a continuación y se añaden los correspondientes [shots] tras cada párrafo.
 

Pregunta. Usted declaró al juez que el jefe de policía quería detener al imán y usted lo evitó.
Respuesta. No evité ninguna detención. [1] Hubo una trifulca entre Fatima y el imán en el que ambos presentaron denuncias cruzadas por injurias. [2]
P. El imán le gritó: "No durarás en Cunit ni un día más, voy a acabar con vosotros y vuestros hijos", según la instrucción.
R. Pero lo que denunció el imán también era grave, era la palabra de uno contra la del otro. [3]
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[1] Miente ahora o lo hizo al Juez en su declaración.
[2] Opta por la equidistancia entre víctima y agresor, asumiendo que ambas partes tienen el mismo grado de responsabilidad en los hechos. Lo importante para ella es el cruce de denuncias, no la agresión.
[3] Normalmente se consideraría un delito de amenazas. Vuelve a utilizar la denuncia como argumento para soslayar la acción del imán. Véase la nota anterior. En un futuro, no olvide el lector denunciar injurias antes de amenazar al prójimo.



P. El juez de paz presenció la trifulca y avaló la versión de la mujer.
R. Había indicios y testimonios de lo que el imán había hecho, [4] pero el jefe de la policía local me planteó: si detengo a Benbrahim deberá pasar un día y medio en la comisaría, porque en Cunit no hay calabozo. Eso implicaba un riesgo de que prendiera una manifestación violenta entre musulmanes. [5] Es mi trabajo mantener la paz social y no provocar conflictos. [6] El jefe de la policía decidió, según su criterio, que era mejor no detenerlo y establecer un protocolo de vigilancia. [7]
P. Pero en su declaración dice que el inspector de policía quería detenerlo y usted lo evitó.
R. No lo recuerdo, [8] pero esas cosas no se transcriben literalmente [9]. El jefe de policía y yo acordamos que era mejor mediar. [10]
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[4] Aquí se refiere a las agresiones e insultos. Recuérdese [2] y [3].
[5] ¿Todos iguales ante la Ley? Al parecer, la respuesta de las autoridades ante un delito difiere en función de las circunstancias sociales. Influyen factores como nacionalidad, pertenencia a etnia o cultura, número de parientes dispuestos a asaltar la comisaría, etc.
[6] A cualquier precio y aunque ello implique incumplir la Ley y actuar arbitrariamente. En cualquier caso, las funciones y responsabilidades de un/a alcalde/sa han sido tradicionalmente distintas a las aquí manifestadas por la entrevistada.
[7] Nótese que el jefe de policía decide y la alcaldesa acata. Véase también [5].
[8] Mala memoria... pero recuérdese [1].
[9] Quizá se haga por aproximación, a criterio del macanógrafo o secretario.
[10] Se dijo en [7] que el jefe de policía decidió según su criterio. ¿Qué versión es la cierta?



P. ¿Esto implica sugerir a la víctima que retire la denuncia?
R. No soy experta en mediación, pero dos personas deben poder sentarse en una mesa. [11] No pedí a Fatima que retirara la denuncia, propuse que resolvieran sus problemas y para hacerlo no puede haber denuncias. [12]
P. Da la sensación de que quiso minimizar el problema.
R. Mi preocupación es que cada conflicto no implique un cisma en la sociedad del municipio. [13] Ésa fue mi intención, siempre desde la posición de defender a Fatima, una trabajadora del Ayuntamiento.
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[11] Efectivamente, no lo es. La mediación se desanconseja en conflictos que impliquen situaciones de violencia. Requisito mínimo es que la parte agresora muestre arrepentimiento y pida al menos disculpas.
[12] Excelso ejemplo de cinismo.
[13] Y si para que todo siga tranquilo en el pueblo fuese necesario aplicar la sharía, aplíquese.


P. Puede entenderse que no hizo caso al relato de la acosada.
R. Intentamos mediar en un conflicto que estaba en fase embrionaria: sólo conocíamos las denuncias por injurias. [14] No puede decirse que avale al agresor por encima de la víctima. He visto a Fatima sufrir mucho, pero no podía posicionarme a favor de una de las partes. [15] Puedo asegurarle que siempre apoyamos a Fatima y lo que nunca admitimos fue la recogida de firmas [hecha por la hija del imán, pedían a la alcaldesa que Fatima cesara en su empleo]. Tuve al imán sentado en esta misma mesa diciéndome que esta señora no estaba preparada para el cargo y no llegamos ni a registrar el documento. No lo permití.


Mira, al final sí se registró. [16] Pero les dije en esta misma mesa que lo que decían era falso, Fatima es una mujer muy preparada. Pero no podía ponerme del lado de ella y marginar a la otra parte de la comunidad. [17]
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[14] Más cinismo.
[15] Más equidistancia.
[16] "Mira, al final vuelve a mentir".
[17] No podía posicionarse junto a la víctima marginando al agresor. Nótese que en este caso no se refiere únicamente al imán, sino a la totalidad de la comunidad musulmana. ¿Se puede ser más miserable?



P. La fiscalía pide para él cinco años de cárcel. ¿Se posicionaría ahora al lado de Fatima?
R. Cambiar las cosas cuando han pasado es fácil. Uno debe tomar decisiones en el momento. Ahora tiene que trabajar la justicia. [18] Lo que pedía la comunidad islámica era una cosa muy concreta: que despidiéramos a Fatima. [19] Es difícil actuar a gusto de todos, habrá a quien le parezca mal lo que hice, y lo respeto.
P. ¿Le preocupa que ahora sí haya tensión social?
R. Me preocupa y me molesta que por culpa de los medios [20] aparezca un problema en el pueblo que no existía. [21] Por eso he concedido esta entrevista, para que el tema muera aquí.
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[18] Al fin... y a pesar de sus esfuerzos por evitarlo.
[19] Igual que en [17], asume que el imán representa a toda la comunidad musulmana, incluídos los "integrados excesivamente".
[20] Un clásico: la culpa es del mensajero.
[21] Los insultos y agresiones no son un problema, que los medios se hagan eco y los hechos trasciendan a la opinión pública, si.



P. Del problema que no existía hay cuatro imputados por amenazas, coacciones y calumnias.
R. El fenómeno de la inmigración es complejo. En el momento en que hay colectivos que no se quieren integrar y en situaciones complejas, como la crisis económica, es fácil provocar cierta demagogia social. [22]
P. ¿Cuál es su diagnóstico sobre la inmigración en Cunit? ¿Existe un conflicto en el seno de la comunidad marroquí?
R. No hay conflicto. [23] Hay quien tiene más voluntad de integrarse y quien tiene menos. No hay una ruptura, aunque haya un colectivo de inmigrantes al que le cueste integrarse. Llevamos muchos años fomentando esta integración. [24]
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[22] No responde a la pregunta y ofrece al lector más cinismo: ¿acaso los hechos no se produjeron? ¿quién provoca la "demagogia social"? ¿los periodistas de El País?
[23] No hay conflicto, hay "trifulca".
[24] Cediendo a las exigencias de la "comunidad musulmana" para evitar conflictos.



P. En su declaración usted menciona que hay mujeres musulmanas que ni salen de casa.
R. No lo recuerdo. [25] En Cunit hay mucha gente como Fatima: mujeres marroquíes que hacen vida normal, trabajan y se integran. Hay otros que no pueden o no quieren y se quedan en casa. Es una cultura en la que predomina la figura masculina. Él suele buscar trabajo y ella es más proclive a quedarse en el hogar. El Ayuntamiento trabaja para sacarlas de allí.
P. ¿Su relación con el imán sigue siendo buena?
R. Conozco más al presidente de la Asociación Islámica [Abderramán El Osri, para quien el fiscal pide cuatro años de cárcel por coacción y calumnias] pero el trato con ambos siempre ha sido normal. Nos cruzamos por la calle, le saludo y me saluda. Igual que siempre. [26]
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[25] Ay, esa memoria...
[26] "Y aquí no ha pasao ná". Es el precio de la integración excesiva.


Tras una pausada lectura de la entrevista, cabe preguntarse cómo hubiese reaccionado la sociedad española de militar la protagonista en cualquier otro partido político. Se diría que en la muy democrática España sobran gónadas para criticar a determinados colectivos y religiones, pero que las fuerzas flaquean a la hora de enfrentarse a quienes no se andan con tonterías. La equidistancia y la tolerancia con el intolerante al final tienen un precio. Como puede comprobarse, algunas ya lo están empezando a pagar.

¿Rosas blancas para Fátima? ¿O serán para el imán? En este caso, pudo más el síndrome de la kufiyya palestina que el feminismo de las radicales de Boston.

1 comentario:

  1. Hay que ser miserable. Y cuanto más miserables "seamos", más poderosos serán los amigos del burka.

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